Reconstruir, dar luz y ampliar al máximo, esos parecen ser los objetivos de toda buena biografía. Cuando, como en este caso, está dedicada a un auténtico mito, el trabajo a realizar se convierte en titánico y los resultados también. Philip Norman recibió el plácet de Paul McCartney para que escribiera su biografía, sin embargo, decidió no participar directamente en ella. En contrapartida, Norman tuvo un acceso privilegiado a los miembros de la familia y al círculo de amistades de McCartney, que nunca antes se habían atrevido a ofrecer sus recuerdos compartidos con el mito del pop.
Este es un relato lleno de vida, extremadamente minucioso y ambicioso, probablemente la biografía definitiva de una de las figuras más influyentes de la música pop de todos los tiempos.